Pues sí. Que cuando un año se acaba, muchas cosas comienzan, entre ellas, el agobio. Supongo que el fin de cualquier cosa es agobiante (y abundante), porque nos convencemos y asumimos que acaba, y más en el caso de una década. Los humanos (más "humanizados") nos hemos vuelto disparatados, estamos completamente alejados de la verdadera realidad de las cosas y hemos perdido de vista la esencia de la naturaleza en sí. Estamos tan inhumanizados que nos creemos que humanizado es alguien que tiene que casarse, comprarse un coche, hipotecarse, tener hijos y comprarles un móvil para quedarse tranquilos. Por poner un ejemplo de humano humanizado. Y nos vemos casi obligados a acordarnos de las experiencias vividas desde enero y las resumimos en nuestra cabeza de forma automática por estas fechas absurdas en las que los agnósticos celebramos incoherentemente la fiesta más popular del Cristianismo. Nochevieja se convierte en la guinda del pastel, la cereza de mi panquecito. Tradición proviene del latín traditio, y éste a su vez de tradere, "entregar". Entregamos los regalos que hemos ido a comprar el día de antes, entregamos nuestras felicitaciones en forma de Christmas o SMS, entregamos dinero traducido en limosna o arguinaldo, entregamos más paz que en noviembre y entregamos (y hacemos) más amor que en la cuesta de enero. Así se forma la tradición. Y así, acordándome mucho yo estos días de los aborígenes australianos, termina un año más. Ey! Que no cunda el pánico: yo soy el primer pececillo que cae en esta red facilona. Felices fiestas y próspero año nuevo 2010 d.C.
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Hace 6 años