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7/4/09

oh Varadero so high

Ya hace un año que, por estos días que corren como bolas de pinball, paseábamos por La Habana, montábamos en coco-taxi de aquí para allá, íbamos a un concierto en la plaza de la Revolución con un Che gigante y vigilante, nadábamos con delfines atrapados en su propio mar, metíamos finísima arena blanca de Cayo Blanco en botes de mayonesa, corríamos a refugiarnos bajo una tormenta tropical repentina, comíamos caña de azúcar cortada por un señor granjero, bebíamos mojitos y piñas coladas con más agua de jacuzzi que leche de coco, cantábamos oh Varadero so high en vez de over the rainbow so high, montábamos en jeep por la selva, nos saltaban lagrimitas al regalar bolis y caramelos a los niños, comíamos auténtico arroz a la cubana (en un chino) y no éramos en absoluto conscientes de que, un año después, todo parecer ía un sueño lejano, entrañable y sereno.

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